LILIANA  LOREDO  CARRILLO

Una fusión entre la figura humana y la abstracción, que plasma mediante líneas ondulantes y claroscuros la memoria que llevamos en la piel.

El momento íntimo de ensueño en que nos transportamos a otra época.

Las heridas y las caricias que se quedaron grabadas en el recuerdo y que al hacerlas presentes, emergen como tatuajes y cicatrices que llevamos con nosotros día a día sobre la piel. Casi siempre imperceptibles para los demás. No por eso menos reales.

Las sombras del pasado, el recuerdo de la niñez y de días felices que surgen remitiendo flores o animales. Cuerpos sin rostro en los que nos podemos encontrar; en los que dibujamos un recuerdo del pasado. No son figuras solitarias, sino la individualidad del ser. Seres que se aferran a su propia identidad luchando contra una colectividad cada vez mas fuerte, tratando de conservar algo propio.

La vida sigue y el tiempo se evapora entre fases lunares, los eclipses marcaron días especiales. La línea que inventa las formas, las flores, línea ondulante que desaparece y reaparece en un continúo movimiento de vida, de crecimiento, de conocimiento, de evolución.

Liliana Loredo Carrillo.